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Amor notificado

Huellanegra

Obra, contexto y composición digital «Amor notificado»: uso de redes sociales como herramienta para establecer vínculos afectivos.

Seguramente has llegado hasta esta publicación desde alguna red social, algún post recomendado de alguna amiga,  una historia compartida…y es que las redes sociales se han convertido en un elemento básico en nuestro día a día. Sería muy complicado que determinados acontecimientos tuvieran lugar en distintas partes del mundo si no tuvieran un nexo conector que los relacione y ofrezca un escaparate para millones de transeúntes despistados.

Explotamos la opción de comunicarnos con estas y el abanico de posibilidades, razón y origen de lo compartimos, fluye desde lo más “básico” (y a priori meritorio de poner en evidencia el dicho que indica que las personas somos el ser más inteligente del planeta) hasta iniciadores de movimientos que crean verdaderos puntos de ruptura con aquello que damos por sentado, inamovible. 

Y no es que antes esto no sucediera, pero lo hacía a un ritmo más pausado. Gracias a las redes sociales, una interpretación de la magnitud de la ecuación ha variado: el tiempo. Acontecimientos que antes tardaban meses / años en conocerse en la otra punta del mundo, ahora son narrados en directo por alguien que, aún a riesgo de perder la vida o no caer en el anonimato siendo uno más del rebaño, prefiere contarlo. Lo podemos llamar afán por la comunicación o ego, pero esto es algo que da para otro #HN.

Con estas nuevas herramientas de comunicación no solo la velocidad a la que se propagan las noticias aumenta, también lo hace la posibilidad de conocer a más personas y establecer vínculos de ocio con individuos afines a nuestros gustos. Socializar

Busquemos amistad, compañía, negocios, sexo…  todo está a una pulsación de distancia.

Un toque a la pantalla y entramos en un mundo de coloridas notificaciones en el que, para resultar elementos y productos competitivos y atractivos para el resto de compradores, exhibimos nuestra mejor cara, nuestra mejor pose, el comentario más ingenioso o un baile de turno en algún local de moda rodeado de amigos que, al darse cuenta de que están siendo grabados, comienzan también a contornearse como si Studio 54 fuera su segunda residencia, y no es de extrañar, nadie quiere aparecer en una historia festiva de alguna red social, estático; al fín y al cabo no deja de ser una nueva oportunidad, un escaparate en el que exponerse para ser adquirido por algún contacto de esa persona.

No importa lo que realmente somos, importa lo que proyectamos

Dar “Me gusta”, seguir a otras personas, reacciones… son funcionalidades que han entrado como parte natural del “proceso de conquista” (hasta la propia expresión tiene cierto velo rancio) aunque hemos de decir que «ya no se conquista”, ahora se establecen vínculos afectivos de diverso tipo que permiten llevar las relaciones de un modo más natural, adaptándose a las particularidades de cada grupo, contribuyendo también a normalizar diversos tipos de relaciones con distintos seres que se sienten y expresan de un modo heterogéneo

Nos mostramos, nos vendemos con el fin de iniciar una relación (social, afectiva o puramente sexual), y con ello, cual mercaderes de esclavos que cruzaban el océano, contribuimos a que se ponga precio a nuestro avatar, al “ser público” que nos hemos encargado de ir confeccionando poco a poco. Nuestro precio no se mide en cifras económicas (a menos que seamos Mark Zuckerberg) se mide en likes, comentarios y relaciones, parte de ellas vanas y vacías; no es extraño seguir e incluso interactuar con otra persona por redes sociales y posteriormente, ejecutar un pacto no verbal y socialmente aceptado en el que, si ambos individuos se encuentran por la calle, se enmascaran tras el traje de completos desconocidos y rehúsan un simple saludo.

Amor notificado #huellanegra

Estas interacciones que acercan y estrechan lazos también tienen su cara oculta: mientras exista buen caudal no hay problema, activamos el modo “desatendido” y vivimos en nuestra propia realidad, orquestada por la imagen algo confusa que tenemos de nosotros mismos y de cómo el resto nos perciben, pero si en algún momento la bandeja de entrada está vacía, todo cambia: ansiedad, autoestima, disociación… todos estos factores que azotan brutalmente a la mayoría de jóvenes y personas de edad media, rebrotan y resurgen con más fuerza que nunca.

Teniendo esto en cuenta, ¿son malas las redes sociales para establecer vínculos? al contrario, son herramientas básicas y me atrevería a decir, imprescindibles; dónde si no vas a poder intercambiar opiniones con alguien de Turquía sobre una pieza de tu coche, quedar con 14 personas (completas desconocidas) para jugar un partido de fútbol, conocer a alguien que también le guste fotografiar atardeceres, citarte con otra persona que busque sexo esporádico de una noche sin salir de casa o hasta encontrar el amor.

Hacer uso consciente de las mismas sin dejarnos “intoxicar” por otras realidades proyectadas, nos abrirá una enorme puerta de posibilidades para socializar, porque nos guste o no, en mayor o menor medida no dejamos de ser eso, seres sociales.

Amor notificado se concibe como elemento para cuestionar el uso de redes sociales como herramienta para establecer vínculos afectivos y la disociación que provoca en el individuo.

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