loader-logo

Ancá Amazon

Huellanegra

Obra, contexto y composición digital «Ancá Amazon», crítica al consumismo descontrolado

Consumimos, continuamente consumimos y así lo hemos hecho desde que que tenemos uso de razón y con ello el comercio se ha constituido como una pieza clave y fundamental para entender el mundo actual.

Origen de todo, el trueque; inicialmente cambiábamos unas materias primas por otras, posteriormente esas materias pasaron a ser intercambiadas por bienes manufacturados y estos a su vez por otros bienes que eran necesarios y básicos a los cuales no teníamos acceso directo porque su desarrollo o construcción exigía de conocimientos especializados: si sabía hacer zapatos pero necesitaba una olla para cocinar, el herrero intercambiaba uno de sus utensilios por un par de alpargatas.

Y nos dimos cuenta de que podíamos producir más de lo que podíamos intercambiar en trato directo (con una olla era suficiente) y entonces establecimos una serie de figuras que hacían de «elemento neutro intercambiador«; ya no era preciso que trabajo tuviera como fruto un objeto que necesitara realmente, con elementos que pudiera intercambiar fácilmente sería suficiente.

Seguíamos produciendo, pero ¿para qué quiero portar sacas de sal o trigo a los mercados? Vimos que no era necesario materia prima u objeto cuando puedes hacer esos mismos intercambios con símbolos que representan un valor previamente consensuado y que pueden ser portados fácilmente por el individuo y ahí llegó el dinero; un trozo de plata o algún metal, pieza redonda y plana que portas en la mano, con el mismo valor que dos cabras, 4 gallinas o 10kg de patatas… ¿por qué? por una cuestión de confianza. Si lo piensas bien el dinero es probablemente el mayor alarde de confianza común que el ser humano ha hecho durante toda su historia; antes al menos con el trigo podíamos comer durante un duro invierno en caso de hambruna pero ¿qué puedes hacer con un trozo de papel?

Ancá Amazon #huellanegra

Fruto de este auge seguimos creando, fabricando, manufacturando, comerciando, comprando y cada vez lo hacíamos de una forma más eficiente y a mayor escala, inmensa, mundial.

Hoy en día puedes comprar una camiseta a 10.249 km y recibirla en menos de lo que tardas en recibir una carta desde Madrid. Medios de transporte, nuevas plataformas de pago, sistemas de compra que saben que deben ofrecernos y cual es el momento adecuado para ello.

Y continuamos en espiral ascendente, más, siempre más y rápido, cada vez más rápido.

Ya no tenemos un par de zapatos, tenemos más de los que podemos almacenar bajo la cama, nuestro smartphone tiene 4 cámaras de la que apenas dominamos una, disponemos de cuenta en multitud de plataformas digitales en las que apenas vemos nada pero continuamos devorando productos y servicios. Hemos llegado a un punto en el que las marcas no venden un producto, venden una sensación o una proyección de lo que podrías ser tu: estatus, libertad, conocimiento…

Ya no vemos anuncios de coches, vemos anuncios que te ofrecen una vía de desconexión con el día a día; ya no hay anuncios de móviles, hay smartphones que harán que tu estatus sea percibido por los demás como «superior»; no se venden colonias, se venden elixires que harán que tengas todo el éxito que puedas imaginar y más…

Y todo esto a un ritmo vertiginoso.

Ancá Amazon es una crítica al consumismo descontrolado que nos aísla en nuestros hogares, en los mismos miles de contenedores que cruzan los océanos con nuestros pedidos, mientras nos centramos en tener más recursos para seguir consumiendo aunque la mayoría de las veces no entendamos (ni reparemos) en el motivo.

PD: «Ancá» o «Encá» es una expresión andaluza que sirve para referirse a la casa o lugar habitual de una persona. Algún trauma debo tener porque de pequeño siempre me enviaban los viernes «Ancá Antonia» a comprar huevos (Antonia tenía una pequeña tienda de ultramarinos en su casa).


Social

Únete a la conversación en redes sociales

¡ Comparte tu opinión !


0 Points

Previous Article